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Willy Pregliasco es un nerd y lo sabe. Estudió física pero la exactitud de los números y las fórmulas no lo preparó para el que sería el trabajo de su vida: la física forense, un área que él —junto a su mentor, Ernesto Martínez— creó y ha venido desarrollando a fuerza de casos que llegan a su escritorio en busca de alguna pista, un indicio que permita desentramar historias de violencia con resultados trágicos. En muchas ocasiones, con muertos que claman justicia.
Willy, como lo conocen todos, pero que en realidad se llama Rodolfo, ha colaborado junto a Innocence Project Argentina y, en esta entrevista, nos ayuda a desenredar una relación complicada: el uso que se hace de la ciencia en el sistema penal, sus bondades, sus límites y las red flag que debemos tener en mente para no caer presas de las pseudociencias o las malas interpretaciones.
P: ¿Cuál es tu motivación?
WP: Trabajar en esto es un poco raro. La conjunción física forense no existía, es algo que inventamos con un colega para describir lo que hacíamos. De alguna manera, lo que estamos haciendo es una mezcla de cosas que parecen no ir juntas, la ciencia y la justicia. Y para mí es muy curioso a dónde vamos llegando y las cosas que vamos haciendo. Todos los días soy el principal sorprendido. Me miro al espejo y digo: yo estudié física y mirá lo que estoy haciendo. El tema es que yo fui encontrando que la física es muy útil en la argumentación y que el punto de vista que uno tiene es muy extraño y muy diferente al que tienen los abogados para aproximarse a la evidencia.
Hay un cuento que me gusta mucho de Edgar Allan Poe, que se llama “Un descenso al Maelström”. Ahí hay un barco que es capturado por un remolino y los marineros en su desesperación comienzan a gritar y a agarrarse de cualquier objeto. Uno de ellos —que relata en primera persona el cuento— decide que ya está muerto. Así que: —¿por qué no disfrutar el maravilloso espectáculo de ver el remolino como nunca lo voy a ver?—. Entonces se para, va a la borda y empieza a mirar el remolino con admiración. De alguna manera, utilizar el pensamiento científico para encarar un problema irracional, de violencia humana, encarar un asesinato o violencia institucional es una manera de mirar el ojo del huracán o el remolino y poder analizarlo. Si uno apela a la emocionalidad queda impactado por lo que está pasando y no puede colaborar de ninguna manera. Entonces, utilizar el razonamiento científico para ver el remolino, para ver a la muerte, para ver la violencia, permite un análisis que resulta en un aporte para lo judicial.
IP: Arriesguemos una definición de ciencia para “dummies”…
WP: Dar una definición de ciencia es muy difícil. Los filósofos han trabajado un montón de tiempo tratando de dar una definición de ciencia y sobre todo de dar una definición de lo que no es ciencia y eso también es muy difícil, además de ser muy amargo como trabajo. No me gusta meterme en eso demasiado, pero es cierto que la ciencia tiene ciertas cualidades y me parecen importantes. La principal cualidad es que cualquiera puede hacer ciencia. No hace falta ser un sacerdote, un iniciado, pertenecer a ciertas familias o tener mucho dinero. Lo que hace falta es estudiar y verificar. La ciencia tiene esa otra nueva característica: verifica, experimenta y tiene capacidades de ser falseada. Como Popper(1) dice, algo es más científico o una teoría está mejor establecida en la medida en que pudiendo ser falsada por los hechos no lo es. Entonces queda mejor establecida y se supone que se acerca más a la verdad de esa manera y logra describirla mejor.
Pero a mí la característica que más me interesa de la ciencia, por qué creo la ciencia es interesante, es porque es argumentativa. La ciencia tiene una estructura para la discusión que es antijerárquica. La ciencia nace con Galileo discutiéndole al clero de Roma sus puntos de pensamiento. Y esa forma de discutir basada en argumentos es lo que brinda una estructura democrática a la ciencia, donde las personas valemos lo mismo en la capacidad de argumentar. Por eso, a mi me parece que la estructura de la discusión científica es la que mejor casa con el funcionamiento democrático. Nosotros podemos apelar a las pseudociencias en nuestra vida cotidiana sin que eso sea un ruido demasiado grave. Digamos que yo me tirara el I-ching para ver cómo me va a ir con esta chica o cosas por el estilo. Pero nadie está dispuesto a que lo condenen por el I-ching. Entonces, necesitamos una estructura de razonamiento que si bien no es perfecta, es lo mejor que podemos hacer. Y es lo que podemos argumentar con buenas intenciones y compartir en una sociedad.
IP: ¿Qué le puede ofrecer la ciencia al sistema penal?
WP: El sistema penal se basa en hechos, se basa en evidencia. Las decisiones y las argumentaciones se hacen basadas en evidencia. Y la ciencia lo que tiene es una capacidad para interpretar esa evidencia y evaluar la consistencia de esa evidencia. A mi me gusta siempre decir que tanto el derecho como en la ciencia se manejan por leyes. Pero cualquiera tiene derecho a violar las leyes de los hombres y nadie logra violar las leyes de la física.
Entonces, de alguna manera, los hechos tienen que tener una consistencia material. Y ese es el primer aporte que hace la ciencia a la justicia, que es el aporte que todo el mundo espera, un aporte de contundencia material. El segundo aporte es el tipo de argumentación. En general, la justicia tiene un sistema mucho más jerárquico en relación con la ciencia, mucho más estructurado, en donde importa quién habla y cómo se le habla. El hecho de que se le siga diciendo su señoría a los jueces está hablando de un sistema muy estratificado y de un sistema de autoridades en el cual la ciencia lo que tiene para aportar es simplemente argumentar con libertad.
La ciencia lo que tiene para aportar es hablar sobre la materialidad de las cosas, hablar de la consistencia de las hipótesis del caso, de las teorías del caso, con la materialidad de los hallazgos, de la evidencia que hay. Es un aporte, la idea no es que la ciencia sustituya al trabajo judicial, sino que la argumentación judicial se base más directamente y más claramente en la evidencia. Entonces, en general, el trabajo de los peritos es un trabajo que hace un aporte que en sí mismo no es muy relevante: encontrar una trayectoria de un proyectil, encontrar un pelo en una alfombra. Ese tipo de cosas son análisis que no dicen mucho sobre los hechos. Van a decir en la medida que se junten con los testimonios de los testigos y con las argumentaciones de los abogados. Ahí se empiezan a armar historias, ahí aparece un cuentito. Pero si es un cuentito fundamentado, es un buen argumento y, en consecuencia, una buena teoría del caso. Entonces tiene que haber un trabajo de equipo entre lo que es el trabajo pericial y el trabajo argumentativo.
IP: ¿Podés contarnos con un ejemplo, cómo se da la interacción entre ciencia, a través de las pericias, y la justicia?
WP: Para mí, un buen ejemplo de la interacción entre la ciencia y la pericia está en el juicio que hubo en Miami por la Masacre de Trelew. En aquel juicio, la explicación que daban los militares de aquel entonces era que uno de los presos había intentado fugarse y que al robarle el arma a uno de los oficiales que estaba ahí, ejecutó dos disparos. Y eso que configuraba un intento de fuga era lo que, según los militares, justificaba la masacre.
El tema es que nosotros encontramos uno de esos dos disparos en la base militar, 35 años después, escarbando la puerta. Encontramos el agujero de bala en la puerta y ahí uno ponía un palito y ese palito reconstruía la trayectoria del proyectil. Y lo único que hicimos fue decir: —no sabemos este tiro quién lo hizo, sabemos que tiene que ver con esa noche porque estaba registrado en una fotografía. Pero la dirección del disparo es esta—. Puse las coordenadas, lo dibujé en un plano. Y ahí termina la pericia, porque la pericia habla de los elementos materiales. Habla de la materialidad de los hechos.Y eso no parece querer decir demasiado. No parece ser demasiado útil. De hecho, esa es la sensación que me quedó cuando terminé el trabajo.
Sin embargo, durante el juicio el imputado Bravo(2) describió con mucha claridad desde donde había sido hecho ese disparo y cuál fue la actitud de tiro, afirmando que estaba medio agachado. Y en realidad, cuando uno se paraba en ese lugar para seguir la trayectoria que yo había encontrado, tenía que estar parado y disparando con el arma por encima de la cabeza. Con lo cual se demostraba la inconsistencia de lo que estaba diciendo el imputado. Y si ese disparo no existió o no existió teniendo el origen pretendido, entonces, no existió el intento de fuga y, por lo tanto, simplemente entraron a dispararle a los presos que había esa noche.
Ese palito que uno puso en el agujero empieza a tomar una relevancia argumental que es imprevisible desde el punto de vista del perito. Me pareció un lindo ejemplo de cómo uno hace un trabajo, lo compara con los testimonios, se convierte en una argumentación judicial y empieza a rendir sus frutos. Pero es solo cuando se articulan esas tres cosas que empieza a significar algo.
IP: Al momento de realizar una pericia ¿cómo obtienen información sobre una pregunta planteada?
WP: Cuando llego a un caso no todo se procesa igual. Es cierto que la mayor parte de las pericias que se realizan habitualmente son pericias que tienen un camino más o menos pavimentado. Una pericia de ADN, una pericia balística, una pericia de papiloscopia, son pericias que tienen cierto nivel de estandarización, existen protocolos para tomar las muestras, procedimientos para dar cada uno de los pasos. Y si uno los sigue está haciendo bien la pericia. Lo cierto es que la realidad siempre entra un poco mal en los formularios. Entonces, cada caso tiene alguna particularidad: tiene un problema en la toma de muestras, tiene un problema en el análisis o en el envío de las muestras. Siempre hay que prestar atención a detalles peculiares de cada caso.
Lo que pasa conmigo es que yo trabajo en los casos en que las técnicas estándar no funcionan. Lo que me resulta más divertido a mí en mi trabajo es que me llegan casos en los que no sé qué hacer y son en general los que tomo, aquellos en los que no sé qué hacer. Porque me gusta la sensación de estar desnudo frente a un problema. Es decir, bueno, ¿qué hacemos con esto? ¿Qué probamos? Me gusta porque es una situación poco habitual en nuestra sociedad y en el desarrollo científico. Es más habitual entre los artistas que entre los científicos.
Y si te debo decir algo es que —pasado el umbral, sobre todo en aquellas causas en las que hay muertos y que hay todo un procesamiento interno que uno tiene que hacer para aproximarse a la causa, pasada esa primera etapa— la aproximación científica siempre es un poco lúdica. Uno empieza a mirar un detalle y dice “bueno, esto sí lo entiendo”. Me pasó mucho con la causa de la Masacre de Avellaneda, de Kosteki y Santillán. Nos pasaron la evidencia, querían ver quién le disparó a Kosteki, sobre todo porque era un hecho más confuso. Lo de Santillán estaba bien documentado. No sabíamos qué hacer ahí. Estaba trabajando con Martínez(3), mi mentor, empezamos a mirar y de repente vimos un farol que estaba en la esquina que proyectaba una sombra sobre las baldosas, que eran una cuadrícula, un sistema de ejes cartesiano. Y dijimos: —mirá, esto es un reloj de sol. Yo puedo sacar a qué hora pasó la policía por acá—. Hicimos los cálculos, conseguimos en internet las curvas del sol y sacamos la hora en la que pasó la policía por ahí, con un error menor que tres minutos. Y después, sincronizando unas cámaras, fuimos siguiendo la evolución de los hechos y vimos que a Kosteki le disparan… no me acuerdo la hora, pero con una precisión de tres minutos. Me llama la fiscalía y me dice: —¿cómo va con la pericia? —Fantástico le digo yo, estaba exultante y le digo exactamente la hora a la que le dispararon a Kosteki. Pero: —¿Y quién le disparó? me pregunta. —Ni idea. Lo único que sé es la hora. Y ahí me di cuenta de lo nerd y extraña que era nuestra actitud. Por supuesto que al ir desenhebrando esa madeja, vos empezás a saber detalles y empezás a ver otras cosas y finalmente logramos ver de qué grupo había salido ese disparo. Pero lo paradójico de la situación es que después, en el juicio, ese horario era muy importante porque hablaba del nivel de premeditación que había en los hechos. Y eso es parte de la argumentación sobre cómo estaba organizado, cómo fue el despliegue de las Fuerzas ese día.
Entonces lo que te digo es que la primera aproximación es lúdica. Uno trata de entender lo que puede entender, no lo que hace falta entender y a medida que uno va decapando el problema van apareciendo datos de mayor utilidad. Cuando hay suerte. A veces no hay suerte. A veces las pericias que salen en los vídeos y que te cuento son las que anduvieron. O sea, la realidad no siempre se alcanza. Eso depende de la suerte también.
IP: ¿Cuál sería la actitud científica correcta a la hora de acercarse a un caso para poder investigar?
WP: La acción de los cuerpos periciales que se aproximan por primera vez a la escena del crimen es crucial. La información que se recaba en el primer paso es la que va a marcar el rumbo de las investigaciones que van a venir después. Existen protocolos para determinar cómo proceder en la escena del crimen, pero no hay ningún protocolo que inmunice a la tontería. Lo que necesitamos es que la gente que accede a la escena del crimen no solo cumpla el protocolo, sino que piense en la investigación. La gente que saca las fotos tiene que pensar en la investigación. Tiene que pensar qué será útil de todo lo que va a sacar. Por supuesto que hay ciertas cosas que sí las tienen que hacer: hacer un relevamiento fotográfico del lugar, hacer un plano general y uno de los hallazgos, todo eso hay que hacerlo. Pero todo eso no alcanza. La gente que está ahí tiene que tener la facultad de pensar y de tener una respuesta que anticipe la investigación de alguna forma. Entonces la formación de la gente que accede a la escena es fundamental.
IP: Hablemos de cómo debe leer una pericia una persona que no sea científico (un abogado, por ejemplo).
WP: Cuando yo presento una pericia en general trato de manejar dos niveles de lectura: un nivel técnico —que casi siempre va en los apéndices— y un nivel de divulgación que muestra la estructura de los razonamientos, cómo se encadenan los razonamientos para llegar a una conclusión. Y eso trato de hacerlo lo más didáctico posible, porque lo que me interesa es que los abogados lean ese razonamiento y puedan eventualmente apropiárselo, refutarlo o ver cuáles son los puntos fuertes y los puntos débiles de esos razonamientos. En general los abogados no hacen eso, leen solo las conclusiones y dicen: “bueno, el perito dijo tal cosa o dijo tal otra”. Pero eso es una mala lectura de una pericia. Lo que necesitamos es que interactúen con la pericia de alguna manera, que pregunten si hace falta. Cuando extraen solo una afirmación o un pedazo de la pericia o llegan a la conclusión contraria, que me ha pasado también, lo que hago es pensar ¿qué hice tan mal para que ellos lo leyeran así? A veces es simplemente mala fe. Pero incluso ante la mala fe, los peritos tenemos que aprender a escribir y a decir qué significa la pericia y que no significa la pericia, qué cosas no se pueden deducir.
IP: Y ¿cómo se deben presentar los resultados al escribir el informe pericial?
WP: En la argumentación que va a la justicia para un científico hay un vaivén discursivo. Se enfrentan dos polos: lo que piensa el científico y lo que se espera de él.
La justicia espera del científico una afirmación categórica. Espera más o menos que diga: “el culpable fue él”. Eso es lo que aparece en las series de televisión y cosas por el estilo.
Y el científico está educado para dudar de todo y decir “bueno, puede haber sido esto, puede haber sido lo otro, no sé, esto es cuestionable”. Entonces está más preparado para abrir preguntas que para sacar conclusiones. Y eso tampoco es útil en un juicio. Es útil para la ciencia, pero no es útil en un juicio.
Entonces, uno tiene que ver hasta dónde llega cada afirmación y saber aclararlo. Tiene que usar un lenguaje preciso. Pero no preciso por su contundencia, sino preciso porque significa un resultado.
Les doy un ejemplo tonto que yo trabajo mucho con mis alumnos. Todos en los laboratorios de física experimental medimos la gravedad usando un péndulo. Y la gravedad da un número entre 9 y 10 metros por segundo al cuadrado. El valor de la medición no está en el número que sacan. Sino que está en la estimación del error. Entonces medir 9,8 metros por segundo al cuadrado +/- 5 cinco es una medición que es una porquería. Si uno tiene una medición que está al 1:10 es una medición estándar para un alumno. Si uno tiene una medición que está al 1:100 quiere decir que ese muchacho ha hecho un buen trabajo, sobresaliente. Si uno hace una medición al 1:1000 quiere decir que uso equipamiento extra. Entonces el precio de una medición está en cuáles son los errores.
En ese sentido, el valor de una afirmación científica no está en la afirmación, sino en la consistencia que tiene esa afirmación. Lo mismo pasa en la argumentación, en los resultados que presentan los peritos en la justicia.
IP: Hablemos de la importancia del trabajo grupal al momento de abordar una causa.
WP: Vivimos tiempos muy apurados. Todos estamos muy apurados por terminar, por hacer las cosas y terminar a tiempo. Y una de las cosas más maravillosas que suceden cuando uno está dispuesto y tiene tiempo disponible es que a veces alguien toca la puerta y dice: —hola, tengo un problema—. Y poder largar todo y dedicarse a atender a esa persona que vino porque tenía un problema es vital. Y así se lo enseño a mis alumnos. Cuando estoy trabajando en el Centro Atómico y un colega cruza el pasillo y pide ayuda con un tema, él me está regalando un tema para reflexionar. Es así que por trabajar en el Centro Atómico y por tener colegas, uno es mucho más inteligente de lo que es. Uno no es tan vivo, lo que sucede es que uno tiene buenos amigos a los cuales consultarles cosas y ofrecer otros puntos de vista. Entonces, la empresa científica es una tarea colectiva. Se estimula mucho la idea del genio en ciencias, a partir de Einstein y cosas por el estilo. Y si vos mirás, los últimos premios Nobel son equipos de cientos de personas trabajando. Lo mismo pasa en la actividad pericial. En la actividad pericial uno está muy solo frente a decisiones de mucha responsabilidad. Entonces existe una red de peritos. Yo tengo mi red de peritos amigos con los cuales hago consultas y pregunto puntos de vista, me fijo si hay literatura extra, si hay algo que no se me ocurrió. Esa red de gente en la cual hay confianza profesional es súper importante. Y si vas a un ambiente más grande, también tienes que discutir las cosas con los abogados para asegurarte de que lo que vos estás pensando y discutiendo, ellos también lo están pensando en los mismos términos.
Así que ninguna de estas empresas —desde pensar la ciencia, hacer las pericias, comunicarlas a los juzgados— son tareas que funcionan con una sola persona. Son de construcción social, son tareas que tienen que ser encaradas entre una comunidad de profesionales, con aptitudes profesionales y con la intención común de entender lo que pasó.
1 Karl Raimund Popper (1902-1994). Filósofo, politólogo y profesor austríaco.
2 Ex Marino Roberto Bravo https://www.cels.org.ar/web/2022/07/despues-de-50-anos-condenan-en-ee-uu-al-ex-marino-roberto-bravo-por-la-masacre-de-trelew/
3 Ernesto Martínez. Físico.