Entrevistas
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Joaquín Gonzalez es abogado y tiene su estudio jurídico en Villa María, Córdoba. Su madre fue convocada para integrar un jurado popular. Fue ella quien le contó que Franco Sosa estaba acusado de matar a su hijo pequeño y que el principal argumento era un diagnóstico médico: “Síndrome de Bebé Sacudido”. Algo se activó dentro de Joaquín. Una intuición. Esa sensación de extrañeza lo llevó a entrevistar al acusado en la cárcel y asumir su defensa en tiempo récord. Desde el primer día, Franco había sido señalado como culpable. Llevaba dos años en prisión a la espera del juicio.
El Síndrome de Bebé Sacudido —ahora más conocido como traumatismo craneoencefálico por maltrato (AHT, por sus siglas en inglés)— es una hipótesis médico-legal utilizada durante más de 40 años que ha llevado a prisión a personas inocentes. Se define por una tríada de síntomas que incluye: hemorragias retinianas, hemorragias subdurales y/o hemorragias subaracnoideas, y poca o ninguna evidencia de traumatismo craneal externo.
A pesar de la contundencia de las condenas basadas en esta hipótesis, el diagnóstico de SBS ha estado rodeado de controversia desde sus inicios. Hoy, los estudios médicos no permiten diagnosticar de manera confiable el SBS solo a partir de la tríada de síntomas.
Tras lograr la absolución de su defendido, entrevistamos a Joaquín para conocer un poco más de su historia con el caso y su estrategia de defensa.
IPA: ¿Cómo te involucraste con la causa?
JG: Estuve dos años viajando y volví a Argentina en diciembre de 2023. En ese momento a mi mamá la llamaron para ser jurado popular en una causa judicial. Ella me comentó un poco sobre el acusado y yo decidí googlear a ver de quién se trataba. A Franco Sosa, el imputado, se lo acusaba de haber sacudido a una criatura, su hijo, y de haberlo matado de esa manera. Era una muerte particular.
A los días volví a tribunales, comenté la situación en un café y justo estaba la abogada de la imputada, pareja de Franco en ese momento y mamá de la criatura. Ella me comentó un poco sobre la causa y me pareció rarísima la acusación. Me quedé con eso en la cabeza.
Unos días después, fui a visitar a unos clientes que estaban detenidos y me acordé que estaba también ahí Franco Sosa, así que quise hablar con él. Sabía que ya tenía un letrado y también que era una persona muy humilde. Tuvimos la primera entrevista y le digo: “mirá, yo soy abogado, surgió esta coincidencia y necesito que vos me cuentes qué es lo que te pasó y saber si necesitas ayuda”. Me respondió que necesitaba ayuda y que sabía solamente dos cosas: que era inocente y que lo iban a condenar a cadena perpetua. En ese momento yo tomé la decisión.
Por supuesto, el mismo día que comenzó el juicio, mi madre fue removida del jurado y entró un suplente en su lugar.
IPA: Preparaste el caso en tiempo récord…
JG: Desde que asumí la defensa hasta el juicio tuve 29 días. Fueron días complicados porque no podía tener completa disponibilidad, tengo otras causas. Fueron épocas de dormir muy poco y tener que aprender de un montón de cosas de las cuales uno no tiene conocimiento, como la medicina y algo tan puntual como el Síndrome de Bebé Sacudido (SBS).
IPA: Cuando te cuentan el caso y empezás a tener “sospechas”, a sentir estas incongruencias, ¿de dónde surgieron estas sensaciones?
JG: Yo trabajo de esto y sé cómo funciona el sistema judicial cuando ocurre una tragedia. Lo primero que se hace es buscar un responsable. No importa cómo, no importa quién y no importa de qué manera, lo primero que se hace es buscar a alguien a quien meter en la hoguera. ¿Por qué? Porque la sociedad lo que exige es que traigan un culpable.
Un ejemplo es este caso: todo lo que se hizo desde el primer día de la investigación. Desde la instrucción procesal hasta el día del juicio se trató de perjudicar a Franco. Todo lo que a él lo podía desvincular de la causa o lo apartaba del hecho no era tenido en cuenta, o ni siquiera era contado por parte de la Fiscalía. A mí no se me permitió incorporar pruebas y esto fue una de las mayores complicaciones que tuvimos.
IPA: ¿Cómo entra el Síndrome del Bebé Sacudido como hipótesis en el caso?
JG: Automáticamente. Al momento en que el bebé tiene los primeros síntomas y es llevado al hospital, los médicos constataron las lesiones en el cerebro —la famosa tríada de lesiones que es compatible con el Síndrome del Bebé Sacudido—. A raíz de eso se les imputó maltrato infantil a los padres y son detenidos en ese instante. Entonces el SBS entra de manera inmediata en la causa y se les acusa a ellos de haber asesinado a su hijo mediante esta técnica del “zamarreo”.
IPA: ¿Al momento de la investigación se indagaron otras posibles hipótesis?
JG: No. Y es uno de los factores por los cuales pudimos conseguir la absolución de Franco. Durante la investigación, las evaluaciones médicas solo plantearon la hipótesis del SBS. Nunca se planteó otra explicación y, además, se desestimó todo lo que Franco explicaba. Él dijo que el bebé se ahogó con leche, se broncoaspiró. La investigación por parte de la fiscalía fue demostrar, médicamente, que había sido víctima del Síndrome de Bebé Sacudido y que, por este motivo, no pudo broncoaspirarse.
El fiscal, durante todo el juicio, se dedicó a demostrar que Franco era una mala persona: que se llevaba mal con su papá, con su mamá, que había faltado a trabajar, que le gustaba tomar alcohol. Todas cuestiones que no hacen al hecho sino a intentar generar ante un jurado la imagen de que era “un monstruo”. Y ese monstruo merece ser condenado.
Entonces el primer día yo le dije al jurado que tenían que tener en mente dos preguntas y encontrar las respuestas: ¿qué le pasó al bebé? y ¿hay alguien responsable por lo que pasó? Todo lo que diga el fiscal, por fuera de esto, no tiene relación con la causa.
Cuando el forense respondió esas preguntas responsabilizando a Franco, le dije al jurado que solo me quedaba una cosa por hacer: demostrar que el fiscal estaba mintiendo.
IPA: ¿Cómo fue el proceso para tener más información sobre el SBS? ¿Cómo fuiste indagando sobre este tema en particular?
JG: Lo que yo pensaba en un principio es que no podíamos determinar que Franco tuvo la intención de matar al bebé porque lo que él testifica es que lo encontró ahogado y, ante un acto de desesperación, zamarreó a su hijo. Y yo le puedo ocasionar la muerte de esa manera, pero esto no puede llevar a que me condenen a cadena perpetua, es una situación extrema en la cual yo reacciono de la manera que puedo. Esa era en principio la línea de defensa que yo iba a seguir.
Cuando empecé a investigar sobre el tema SBS, lo primero que descubrí es que no tenía una validez científica propia de un consenso médico, sino que había diversas posturas. Existen otros médicos que tienen una opinión distinta. Ahí me puse a buscar jurisprudencia. Y justo acá en Río Cuarto, una ciudad que está cerca de Villa María, un chico había sido absuelto a principio de año. Contacté a la abogada, Rosa Sabena(1), le expliqué la situación, viajé a verla y me dio muchísimo material. Fue ella quien me comentó de Innocence Project Argentina y ellos me pusieron en contacto con Marta Cohen(2). Cuando yo googleo su nombre se me queda un ojo abierto porque Marta recibió un premio de parte de la reina Isabel por su contribución en la pediatría mundial. Es una locura. Es como si Messi viniera acá a Villa María y nos explicara cómo se patea la pelota o cómo hacer un gol.
Así que decidí hablar con Marta Cohen, le mostré la autopsia y ella me empezó a detallar la cantidad de exámenes que no se realizaron y que podrían haber determinado la causa de la muerte. Exámenes que podrían haber evidenciado que no era solamente el SBS el que podría haber generado la muerte, sino distintos factores que no se tuvieron en cuenta.
La estrategia, en un principio, fue tratar de incorporar un video con una entrevista a Marta Cohen. No hablaba sobre la causa —porque eso no me iba a ser permitido— sino que explicaba de qué se trataba el Síndrome de bebé Sacudido y sus incongruencias. Pero el tribunal no permitió que se incorporara esa entrevista al juicio.
Innocence Project Argentina me brindó también informes de la Universidad de Cambridge y de la Agencia Sueca de Salud, en donde se detalla por qué el Síndrome de Bebé Sacudido hoy no tiene una validez científica. Esto tampoco me fue permitido.
IPA: ¿Cómo planteaste la estrategia de defensa frente a este panorama?
JG: La primera estrategia de defensa se cayó al instante, al inicio del juicio. Fue un golpe bastante difícil para mi. Al transcurrir las audiencias, lo único que pude hacer durante los interrogatorios fue intentar discutir con los testigos y con los médicos.
Finalmente llegó el último día, donde se realizan los alegatos. Hasta la madrugada de la noche anterior estuve haciendo diapositivas en PowerPoint pero llegó un momento donde me di cuenta de que no iba a convencer a nadie. Principalmente porque era yo, como abogado, discutiendole a un forense. Era un médico contra un abogado.
Se me vino a la mente utilizar la Inteligencia Artificial, se me ocurrió hacer un juego. Le propuse a toda la sala, no solamente a los jurados, que le hiciéramos a chat GPT las dos preguntas que yo le hice al forense e íbamos leyendo todos en conjunto
La primera: los síntomas que presentaba el niño en su cerebro, ¿podrían haberse generado por otra cuestión diferente al SBS, por otra enfermedad? La respuesta de Chat GPT fue: “Si, se podría haber generado por otras cuestiones, enfermedades o síndromes”. Eran como 7 u 8 causas posibles, distintas de SBS.
La segunda pregunta tenía en cuenta que el colapso que se generó en el cerebro fue repentino, instantáneo y agudo. Y la pregunta era si alguna de las 7 u 8 causas anteriores podría generar un daño cerebral repentino y agudo. Y Chat GPT me dio cuatro o cinco causas que podrían haber generado ese daño. En ese momento yo le pude mostrar al jurado que lo que hizo el médico forense fue mentirles. Él desde un principio había conducido toda la línea de la investigación hacia lo que apuntaba la Fiscalía y luego no se podía arrepentir de lo que había hecho ni podía dar marcha atrás. Primero, porque corría un riesgo moral muy grande. Segundo, por un compromiso legal, porque una persona estuvo detenida dos años por la autopsia que él determinó. El médico forense había mentido y había ocultado la información porque el riesgo era muy grande.
IPA: Fue arriesgado. ¿Habías hecho una prueba antes con la IA?
JG: Sí, hice unas 74 veces las dos preguntas anteriores y siempre variaba un poquito. Yo quería ser certero, no quería especular. Yo estaba seguro porque Marta me lo había explicado, sabía que todo lo que me estaba diciendo la inteligencia artificial era lo que ella me había contado a mí en la videoconferencia que tuvimos. Pero imagínate si ese día me quedaba sin saldo, sin Internet o no se me conectaba el teléfono porque no había señal. Imagínate, transpiraba como loco, pero bueno, por suerte salió todo bien.
IPA: ¿Cómo fue el impacto de los medios en el caso? Teniendo en cuenta que Villa María es un lugar chico.
JG: Si, acá somos 100.000 personas nada más. Es muy chiquito el ámbito de la ciudad. Lo primero que dijeron fue que los padres habían matado a una criatura y que se la habían constatado signos de violencia en el cuerpo, un hematoma en la cara. A los pocos días de iniciada la investigación se pudo determinar que el hematoma que tenía en la cara era porque al sobrino se le había caído el celular en la cara, dicho por la tía. Sin embargo no informaron eso, hasta el último día del juicio decían por todos los medios de comunicación, de parte de la justicia, que la criatura evidenciaba signos de violencia en el cuerpo, maltrato y que los padres los habían ocasionado.
Imagínate las barbaridades que se le decían de los padres, la gente que comentaba en las redes, la opinión pública. Es muy difícil rebatir esto porque es un bombardeo constante que te hacen de parte de la justicia utilizando los medios de comunicación. Porque es algo que vende. La duda no vende, el principio de inocencia no vende, la investigación no vende. Lo que vende es: “acá hay un monstruo y este monstruo miren lo que hizo. Un día llegó a la casa después de trabajar, se tomó un mate y se le ocurrió matar a la criatura”.
IPA: ¿Hubo algún responsable?
JG: Al día de hoy no sabemos de qué murió la criatura. Porque la autopsia no fue hecha de manera correcta, sino que fue direccionada hacia la acusación de la Fiscalía. Existían más de siete posibilidades distintas que coincidían con los síntomas. Y es por eso que fue absuelto Franco, por el beneficio de la duda. Y es una locura, porque se prefirió buscar un culpable a buscar la verdad.
Imagínate que llevaron a la criatura al hospital porque se estaba ahogando con leche y en una hora y media pasaron a estar detenidos, trasladados a una cárcel de máxima seguridad en Córdoba. De un día para el otro les cambió la vida de esta manera. Ni siquiera pudieron hacer el duelo y sumado a esto se les acusó de haber querido matarlo.
Yo siempre le digo a mis amigos y a mi familia que se imagen que podría pasarles esto. Llegar a tu casa, tener una urgencia, alguien se tropezó, se cortó la cabeza con un borde y está inconsciente. Y de repente que te digan que vos le reventaste la cabeza contra la pared y vas preso dos años, se te va a culpar en los medios de comunicación y toda la sociedad va a pensar que sos la peor basura que existe. Son cuestiones que me hacen pensar muchísimo. Estamos expuestos ante esta lotería, si nos toca el número, de parte de la justicia, nos van a comprar todas las fichas para reventarnos.
IPA: ¿Te queda alguna reflexión sobre las deficiencias del sistema de justicia en torno a lo científico?
JG: Dentro del sistema judicial se tiende a dar un valor supremo a cada opinión de cada médico que se presenta, sin entender que son seres humanos que se equivocan, que pueden estar fallando, que pueden mentir, ocultar información, tener opiniones tendenciosas. Entonces el hecho es siempre tener una voz que te pueda acompañar y no quedarse con una sola versión de la situación. Es totalmente necesario.
Por otra parte, la realidad a veces confronta con ese ideal, porque si vos necesitás poner un perito de parte, que es el término legal que se utiliza, eso significa plata. Por ejemplo, la familia de Franco no podía pagar un perito de parte que vale fortunas para alguien que no le alcanza para comer. Es complejo plantear como abogado que juntemos $700.000 para pagarle a un médico. Lamentablemente no se puede. Y el Estado tiene todas esas herramientas a mano, no una, miles, con las cuales puede atacarte. ¿Cómo haces para defenderte? Lamentablemente no pueden. Por eso muchas injusticias terminan siendo condenadas.
(2)Médica y patologa pediátrica. Profesora Honoraria del Departamento de Oncología y Metabolismo en la Universidad de Sheffield, Jefa de Servicio de Patología; Directora Clínica de la División de Farmacia, Diagnóstico y Genética; Directora del Programa de Fellowship en Patología Pediátrica de la Sociedad Europea de Patología; Responsable Académica en su especialidad para el Royal College of Pathologist del Reino Unido. https://www.instagram.com/drmartacohen