Caso
El día 19 de julio de 2017, en horas de la tarde, la víctima de 16 años salió de su domicilio en la zona cercana a la reserva natural de Santa Catalina. A partir de ese momento, nada más se supo de ella.
Tanto la zona de la reserva, como las casas allí ubicadas, fueron allanadas sin que se hallara nada relevante. Luego de una intensa búsqueda, seis días después, su cuerpo sin vida fue encontrado en una fosa ubicada en esa misma reserva, en un lugar cercano a la casa de Marcos Bazán, quien también residía allí.
Debido a la presión mediática en torno al caso, y frente a la ausencia de un sospechoso, la Fiscal le solicitó a Diego Martín Tula, un adiestrador de perros, que intervenga. Ante ello, Tula fue a la casa de la adolescente sin la policía científica, tomó una prenda de ropa de la víctima, la llevó a su casa y, al día siguiente, realizó una identificación de olores (prueba de rastro odorífico), sin seguir protocolo alguno. Según Tula, su perro Bruno, al oler la prenda, le marcó la presencia de olor de la víctima en la casa de Marcos Bazán. Sin embargo, esto no fue corroborado por ningún otro perro ni por la evidencia científica encontrada en la casa de Marcos, donde no se halló sangre, cabellos, ni nada relacionado con el crimen.
Por otro lado, dos semanas después de la muerte de la adolescente, su celular se activó en la casa de una persona llamada Marcelo Villalba, quien fue detenido. Al cotejarse su ADN con un hisopado realizado sobre el cuerpo de la víctima, el resultado fue positivo. Asimismo, al ser interrogado, Villalba afirmó que no conocía a Marcos. A pesar de las irregularidades en torno a la prueba odorífica y la falta de otras evidencias que relacionen a Marcos con el asesinato, el Tribunal Oral tuvo por acreditado que la menor estuvo secuestrada en la casa de Marcos Bazán.
IP Argentina intervino en el caso en calidad amicus curiae. El 28 de diciembre de 2021 el Tribunal de Casación Penal de la Provincia de Buenos Aires anuló la condena, y reenvió la causa a la instancia de origen para que se realice un nuevo juicio.
El 6 de septiembre del 2022 IP Argentina asumió la defensa de Marcos Bazán.
El 1 de marzo del 2023 comenzó el segundo juicio. A lo largo de cada jornada, IP demostró que las pruebas con las que se pretendían inculpar a Marcos Bazán carecían de rigor científico. Por su parte, la fiscalía desistió de la acusación y se pronunció a favor de la absolución de Marcos Bazán.
Finalmente, el 16 de mayo del 2023 el Tribunal Oral absolvió a Marcos Bazán. Entre sus argumentos, el Tribunal afirmó que la labor efectuada por el perro Bruno y su guía, Diego Tula, careció de rigor científico. Además, calificó a la odorología como una disciplina sin estándares, protocolos ni regulación. Por lo tanto, la evidencia que surja de esta práctica no puede ser la única prueba para condenar a una persona.
Actualmente, el caso se encuentra ante el Tribunal de Casación Penal de la Provincia de Buenos Aires, ya que el representante legal de la víctima recurrió la absolución. El caso de Marcos Bazán fue el primer caso en el que IP Argentina ejerce la defensa técnica de una persona condenada por error en un juicio oral y público.